9.2.09

Sexo y cinefilia



Se ve que el departamento de promoción de Cuatro está en forma. Tras las recientes promos retronostálgicas de la nueva temporada de House, donde homenajeaban series mitificadas en la memoria de todo seriéfilo ochentoso de pro como El equipo A, El coche fantástico o Dallas, ahora avanzan el próximo estreno de la tercera temporada de la serie nacional que mejor le está funcionando, Cuestión de sexo, haciendo un guiño cómplice generacional al sector social y de edad que mayoritariamente sigue la serie, parodiando, recreando alguna de las más recordadas escenas erótico-festivas del cine de los últimos tiempos, vivas y reconocibles en la calenturienta mente de cualquier aficionado.
Así, interpretadas por el elenco actoral de la propia serie (Guillermo Toledo, Gorka Otxoa, Pilar Castro, María Ruiz, Ana Fernández, entre otros...), vemos remakeadas algunas escenas memorables, como la del torno alfarero de Ghost, el orgasmo simulado y gritón de Meg Ryan en Cuando Harry encontró a Sally, el polvo en la mesa harinada de El cartero siempre llama dos veces, el juegueteo frutal de 9 semanas y media, el volcánico encuentro de Pe y Javier Bardem en el bar de Jamón Jamón o el striptease, serpiente al hombro, de Salma Hayek en Abierto hasta el amanecer.

El resultado es potente, divertido e ingenioso, desde luego.

Kayegeros



Gracias a su proverbial olfato para otear los espumosos devaneos de la actualidad, el Follonero volvió a dar en el clavo en su último programa de Salvados. Mientras muchos ojos escudriñaban la desinflada y cansina gala de entrega de los premios Goya en la 1, Evole tenía a su disposición al que iba a convertirse en unos de los descubrimientos de la noche, gracias a recibir los premios de mejor actor revelación y mejor canción original, El Langui, cantante y alma máter del grupo de hip-hop La Excepción y protagonista de uno de los largos más alabados de la temporada, El truco del manco.

Tras haberse reido un rato a costa del cine español y sus premios, apatruyoyando la ciudad junto al Yoyas, la actriz porno Anastasia Mayo y el goyizado José Corbacho (que se trajo su estatuilla cabezona de casa, para más cachondeo), visitando un videoclub de Hospitalet para confirmar que se alquila casi tanto más cine X que convencional en este país nuestro, el Follonero se desplazó hasta el barrio madrileño de Pan Bendito, cuna de El Langui y la troupe de su banda, para marcarse una desternillante y lúcida parodia del estilo enfático-comprometido propio de las piezas del docu-show estrella de la competencia, Callejeros.

Titulado Kayegeros (será por los efectos de la ESO y la tele entre la chavalería de barrio), con el concurso cómplice y entregado de un Langui en vena, Evole se rió un rato del estilo buenrollista y sentimentaloide de su referente, así como de su dinamismo impostado y de su recurso a la espectacularización para denunciar la situación de zonas o colectivos marginales, como bien pudiera haber sido el caso de ese barrio de Pan Bendito donde reina El Langui a lomos de su silla de ruedas motorizada.

Cuando la metatelevisión autoparódica empezaba a ser un género trillado y facilón, el Follonero ha logrado aunar la diversión con la lucidez analítica necesaria para dejar en evidencia los entramados conceptuales y los mimbres narrativos y visuales de determinados productos en boga.

Hasta los hippies ven la tele



La publicidad descubrió hace ya tiempo el poder de la parodia desprejuiciada, la vaselina del humor distanciador como elemento clave para la conexión con el público, como lubricante para desactivar sus resabios displicentes. Con cachondeo y risas, la intencionalidad y el mensaje del spot llegan mejor al espectador, permanecen más duraderamente en su castigada y saturada retina.

El nuevo spot de la plataforma por satélite Digital + (en horas bajas por la guerra del fútbol y los problemas empresariales de PRISA) busca la asimilación de contrarios con intención paródica y metafórica al retratar como potenciales abonados del canal y consumidores de tele a un grupo de caricaturizados hippies. Segura de su capacidad de penetración y seducción, incluso en los paisajes más aparentemente refractarios a sus embelecos, la publicidad se ríe de quien a ella pudiera oponerse e intenta homogeneizar bajo el poder de su discurso a los que fueran representantes de una mentalidad contracultural, alternativa y anticonsumista, retratando con grueso trazo paródico sus tics externos y desactivando su (menguada)resistencia. Ya no quedan hippies, pues fueron subsumidos y asimilados por la multiforme sociedad postcapitalista, desactivados sus presupuestos libertarios y antisistema, pero si quedarán -viene a decirnos el spot- no resistirían la pulsión consumista y teleadicta y se abonarían a la plataforma digital.

2.2.09

Llamádme, que voy en bikini

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No hace mucho tiempo nos causaba extrañeza e hilaridad la contemplación de metereólogas catódicas en topless o presentadoras televisivas en paños menores, recojidas en lejanos canales de televisión de exóticos países extranjeros, importadas y emitidas en programas de zapping de corte humorístico provocando el general choteo y asombro.
Pues bien, ya no se puede decir que eso no pasa en nuestro país, ya que la otra noche encontramos algo similar en uno de esos interminables timoconcursos de call tv, que asolan las madrugadas de nuestras cadenas generalistas, concretamente en el que emite una cadena tan pretendidamente joven, progresista y modernilla como La Sexta.
Frente a la ausencia de ideas o el agotamiento de la inventiva, siempre había venido siendo un buen remedio el empleo del consabido cebo del reclamo erótico: una moza de buen ver ligerita de ropa o un buen escote en primer plano nunca han dejado de ser infalibles e inmarchitables recursos para fijar la distraída atención del telespectador despistado, especialmente en estos casposos concursos de llamadas telefónicas que habitualmente colocan en pantalla jóvenes (chicas, principalmente) de agraciado físico, siendo éste uno de sus elementos definitorios junto a la hiperintensiva e insistente interpelación directa al potencial cliente-espectador de que hacen gala o la obligatoriedad de una incansable locuacidad enfática por parte del conductor, a fin de rellenar la gran cantidad de espacio sin contenido que ocupan en la parrila. Pero nunca habíamos llegado por estos pagos a semejante despelote catódico, a una tal banalización y desvalorización del cuerpo femenino y de la dignidad de la mujer, convertida en mero soporte publicitario, en sexualizado relleno televisivo e imán para la captación de la mirada rijosa del zapeador televisivo nocturno.
En fin, agradezcamos que nuestras queridas cadenas no descansan en pos de importar a nuestro país los mejores avances y las más arriesgadas propuestas de las televisiones de otras latitudes.

Fraga 2.0

El Papa en Youtube

Nacida como plataforma democratizadora del acceso a la producción audiovisual, cauce y flujo de la inversión de vertical a horizontal y capilar del tráfico cinematográfico en la red, Youtube va evolucionando, a pasos agigantados, hacia la institucionalización y la sectorialización, paralelamente a su asimilación de los códigos propios de la socialización online en boga.
Así pues, cada vez es más frecuente el usufructo de dicha web por parte de productoras cinematográficas o televisivas, entidades, instituciones, etc... para el lanzamiento y difusión de productos y mensajes mediáticos diversos.
Una de las últimas instituciones en sumarse a esta tendencia ha sido la Iglesia católica, quien acaba de anunciar la apertura de un canal propio en Youtube donde difundirá noticias referidas a la actividad del Papa Benedicto XVI, así como sus intervenciones públicas, alocuciones o mensajes de diversa índole.

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Pese a su dilatado y profuso bagaje iconodúlico y su demostrada querencia por el empleo de una acrisolada iconografía e imaginería artística a lo largo de siglos, parecía la Iglesia católica remisa a esta inmersión tecnofílica obligada por los tiempos, especialmente si comparamos su comportamiento con el de otras confesiones religiosas anglosajonas duchas en la utilización del poder masivo del medio televisivo (estoy pensando en los evangelistas, en sus múltiples formulaciones eclesiales), considerándola, seguramente, como una banalización y frivolización del dogma, como una rendición desconstituyente ante los requerimientos coyunturales de una sociedad cuya hipertecnificación e inflación mediática discurre pareja a su galopante secularización, a la pérdida de cotización social de toda idea de trascendencia metafísica.

La coronación de Obama

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De la conmovedora liturgia y auténtica emoción histórica que rodeó el Inauguration Day o toma de posesión de Barack Obama como 44º presidente de los EE.UU, rica en escenas de alta densidad simbólica y fuerte
carga sentimental, especialmente para la minoría negra, es difícl destacar algún elemento de unos actos puntual y minuciosamente reflejados por los medios de comunicación en directo, ya sea en televisión u online.
A nivel técnico, resultaron curiosos y sugerentes algunos experimentos realizados gracias a la asociación entre CNN y Facebook, lo cual permitió aunar el seguimiento online de la ceremonia con la exponencial proliferación de comentarios propia de la red social. Tampoco fueron desdeñables las aportaciones de Google Earth y Goole Eye, quienes, apoyándose en sus posibilidades cartográficas a escala global, ofrecieron asombrosas istantáneas cenitales de la muchedumbre agolpada en el Lincoln Center y alrededores.

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Más allá del sacro momento de la unción bajo juramento ante la Biblia o del vibrante pero austero y responsable discurso del recién electo presidente, destacó con luz propia el momento de la apertura del llamado Neighborhood Ball, el baile de inauguración de la estancia del matrimonio Obama en la Casa Blanca, cristalización del espíritu y sentido de toda la jornada.
Enmarcados/coronados por un círculo cenital de luz cuyo haz dota a la escena de un hálito mágico-religioso que la emparenta con la Anunciación (la buena Nueva) al reflejarse en el pulido suelo de la sala, catalizadores de la máxima atención mediática (la cima del mundo) momentos antes de comenzar a bailar a ritmo de la voz de Beyoncé en una escena que recuerda los bailes de apertura de banquete nupcial (la del presidente con todos los ciudadanos), los Obama parecen alcanzar, en unión, un momento extático, mágico, verdadero signo de su coronación global como primera pareja, como sumos mediums en los que el Poder se acaba de encarnar.


Vigencia de Marilyn

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El canon estético fijado hace casi 50 años por Marilyn Monroe en Hollywood sigue resultando operativo en el hipersaturado ecosistema icónico de la sociedad aftermedia, como podemos comprobar en el reciclaje reapropiador del que se vale la campaña publicitaria para la nueva línea de cosmética de la firma Dolce & Gabanna, protagonizada por la actriz Scarlett Johansson, clara re-encarnación de la línea marilyn en el cine norteamericano actual.
La rotundidad carnal, su enfatizada y cálida candidez, el contraste entre el percutiente lipstick rouge y la lechosa y nívea piel y el artificioso rubio tenido del pelo propios de Norma Jean siguen demostrando su prestancia carismática, su valor de uso iconológico, aunque tamizados y centrifugados por la sobreposición de posteriores variaciones sobre el mismo tema, especialmente aquella versión sexualizada y algo trash, con externalización de la ropa interior incluida cortesía de Gaultier, que fuera una de las mutantes reformulaciones de la ambición rubia.

Cheney, un villano a lo Capra

Irremediablemente contaminados como estamos por la cinefilia y la saturación icónica de nuestra época, no es extraño que afrontemos y decodifiquemos todo acontecimiento histórico transmitido y narrado por los medios de comunicación con las categorías propias de todo relato. En los fastos de la investidura de Obama como presidente de los EE.UU., de por sí connotada y acompañada por una corriente emocional y un pathos de raigambre claramente capriana, llamó la atención el papel reservado en la misma al vicepresidente de la Administración saliente, Richard Cheney, verdadero cerebro y hombre fuerte de la camarilla neocon que llevó las riendas de la superpotencia durante dos legislaturas.

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Obligado a servirse de una silla de ruedas para sus desplazamientos, Cheney jugó un evidente y marcado papel de villano perdedor en la función global del Inauguration Day, convertido en auténtica dúplica aftermedia de aquel inolvidable Míster Potter que encarnara Lionel Barrymore.
Ya decía Hitchcock que la calidad de un film dependía en proporción directa de la altura de su malvado, norma que en el evento multimedia de la toma de posesión de Obama se cumplió ajustadamente.


El parlamento duplicado

Sigue imparable la consolidación de ese parlamento duplicado, de ese hemiciclo catódico que es Tengo una pregunta para usted, cuya última emisión y segunda comparecencia en él del presidente del Gobierno Rodríguez Zapatero ha sido un gran éxito de audiencia y repercusión socio-político-mediática.
Su formato de multientrevista y fiscalización popular en directo del líder político va arraigando en la cultura audiovisual patria, convirtiéndose en un nuevo y profundo paso (tras su condicionada y eclipsada participación en los debates electorales pasados) en la postergación y (virtual) eliminación de la labor mediadora del periodista profesional, convertido en poco más que un gris anfitrión, muy en línea con el auge del llamado periodismo ciudadano y de la emergencia del hombre común como protagonista mediático, epicentro del flujo comunicacional.

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El programa sigue encontrando, además, sus mejores bazas en la acertada labor telegénica y sociométrica de sus procesos de casting, individualizando y dotando de connotación diferenciada a esos nuevos héroes anónimos que protagonizan el programa metemorfoseándose, siquiera por un día, en agresivos líderes de la oposición o en avezados entrevistadores, convetidos en protagonistas mediáticos gracias a la obtención de una efervescente aunque efímera celebridad, gracias a la sinérgica extensión de su impacto y emergencia catódica que proporciona la derivación y prolongación de lo ocurrido en el plató a otros programas, informativos o no, de la casa. Si en la anterior comparecencia de Zapatero destacó aquel ciudadano que le demandó el precio de un café en la calle, poniendo en evidencia la disintonía con el latido de la calle que conlleva todo síndrome de La Moncloa, en esta última emisión destacaron, entre otros, la prestancia carismática y la intrepidez de Izaskun, una resuelta joven con Síndrome de Down que le reclamó un empleo en representación del colectivo de discapacitados o la pregunta de un joven traductor inquiriéndole acerca de la flagrante contradicción que existe entre la pública postura propalestina de su acción política y la venta de armas al gobierno israelí. Ante preguntas de este tenor, cada vez menos frecuente en el acotado e hipercodificado terreno de la información política profesionalizada, el espectador pudo disfrutar de los apuros y agobios de todo un presidente del Gobierno ante la (quintaesenciada) opinión pública que representaban esos héroes anónimos reclutados para el programa, sin mediación ni muleta escenográfica alguna, excepción hecha de los requisitos propios del formato, pudiendo indentificarse tanto con sus cuitas como con el resuelto comportamiento de sus representantes.

ESPAÑA-ZAPATERO-ENTREVISTA
Así pues, un triunfo de la desintermediación informativa en directo, una alquímica escenificación de la fiscalización democrática del actor político, un importante avance de esta duplicación y solapamiento institucional en el imaginario colectivo popular que supone esta Cámara de los Comunes catódica.